jueves, 24 de noviembre de 2011

CENTENARIO DE ROBERTO MATTA: RECITAL DE MARÍA ELENA BLANCO, Instituto Cervantes de Viena, 22.11.2011

            El libro Mitologuías. Homenaje a Matta, de María Elena Blanco (Madrid: Betania, 2001), se publicó hace diez años para conmemorar el nonagésimo aniversario de Roberto Matta. Este artista chileno y universal nació el 11 del 11 de 1911 y falleció el 23 de noviembre de 2002. Hoy celebramos el centenario de su nacimiento. Este libro consta de tres series de poemas inspirados en obras de Matta a partir de una muestra exhibida en Viena en 1991-1992 y de sucesivos encuentros con su pintura en importantes exposiciones realizadas en Francia, España y Estados Unidos. Los textos que lo integran constituyen un ejemplo del salto creador de un arte a otro, del proceso de diálogo artístico llamado, en la teoría del arte, écfrasis, y que viene a ser lo que más recientemente se conoce, en la teoría literaria, como intertextualidad. Por su parte, Matta —relacionado con el surrealismo en la década del 30 y precursor del expresionismo abstracto norteamericano de los años 40, y siempre renovando su concepción poética y cósmica de la obra de arte— no fue ajeno a los mecanismos intertextuales de la postmodernidad y enriqueció su pintura con alusiones a otros contextos artísticos.
            En cierto arte abstracto, la relación del artista con el tiempo y el espacio se limita a los confines de la tela: el espacio es la superficie de pintura que se prepara, se cubre, se recubre, se descubre, se altera, se araña, se procesa y recorre de mil maneras. El tiempo es el de capas y veladuras, de contemplación y espera, de mojado y secado, y en definitiva queda plasmado en las distintas edades y texturas de la materia pictórica que se aplica en profundidad a esa superficie en la que se representa una visión interior o exterior. En las obras de Matta, sin embargo, el tiempo y el espacio de pintura desbordan la superficie de la tela, de tal modo que el espacio del cuadro se concibe como una parcela del espacio del cosmos en la cual se urde una trama –en ambas acepciones: como entramado del lienzo y como ilación de un posible discurso– que no consta únicamente de sucesivas aplicaciones de pigmento y otros materiales, sino que se puebla de formas dinámicas proyectadas en un tiempo histórico o mitológico, al que a menudo alude el título de la obra. Esta trama dual y desbordante –ya no sólo de materia pictórica, sino también de significantes simbólicos, pues introduce una cierta narratividad que viene a matizar el carácter abstracto o no figurativo de la obra– es la que propicia, provoca incluso, el salto de la imaginación creadora hacia otros sistemas de signos como el lenguaje, la música o la danza.
            Las obras resultantes –telas o textos-- prescinden de la imagen que las raptó y entablan un diálogo de alusiones y asociaciones lingüísticas, simbólicas, filosóficas o literarias que el espectador o lector puede a su vez interpretar a su antojo. De este modo, los poemas de Mitologuías. Homenaje a Matta que leeremos hoy distan de ser una descripción del cuadro de Matta en que se inspiraron sino que provienen de estados de existencia o de pensamiento, asociaciones con hechos o recuerdos, esbozos de teorizaciones o fantasías, fragmentos de frases o versos, vislumbres o chispas de la imaginación suscitados por aquel cuadro. En ese proceso surgen contextos simbólicos e imaginarios propios en los que esas imágenes, al desplazarse, son transportadas, se desgranan, se potencian, se pierden, se fijan, se disfrazan, o de incontables maneras se transforman y refunden hasta ser irreconocibles, hasta tornarse inéditas en su nuevo medio artístico.
            De la obra de Matta me había fascinado en un primer momento lo que llamó “morfologías psicológicas”, concepto que según él consistía en “inventar equivalencias visuales de los diversos estados de conciencia”. Observé que al anotar mis sensaciones frente a esas obras me ocurría algo similar, con la diferencia de que en vez de equivalencias visuales yo estaba inventando equivalencias lingüísticas, poéticas, a partir de estados de conciencia que no eran evidentemente los de Matta sino los míos, suscitados por obras suyas. Así pues, se fue gestando la primera serie de cinco poemas, que por consiguiente titulé “Morfologías”.
            Volví a mirar y admirar nuevos y viejos cuadros de Matta, en particular la serie de diez aguafuertes titulada L’Arc obscur des heures, de 1975. Vi allí algo de las imágenes mediterráneas de mi primer libro, Posesión por pérdida, de la Grecia que yo evocaba a través de algunos de los escritores que entonces me atraían. A partir de ese momento la evocaría también a través de Matta, quien a su vez, en esa serie, utilizando ese mismo procedimiento de écfrasis o intertextualidad, se había inspirado en los fragmentos de Heráclito. Los poemas inspirados en esa serie de Matta pasaron a integrar la segunda sección de mi libro, la cual lleva su mismo título, traducido al español, e incluye 10 poemas cuyo texto contiene, en cursiva, una cita del fragmento de Heráclito en que se inspiró Matta, así como dos poemas adicionales de encuadre, “Pórtico” y “Estela”, directamente inspirados en Heráclito sin mediación del artista.
            Regresé a mis apuntes y establecí afinidades, sistemas, constelaciones. La idea de morfología poética había quedado superada; ahora, bajo esas otras influencias —predominantemente la griega— mi imaginación derivaba hacia el mito y, convergentemente, creí ver reflejada esa tendencia en obras más recientes de Matta que contemplé en una gran muestra del artista realizada en el Museo Reina Sofía de Madrid en 2000. De esta experiencia nació la tercera serie de poemas, Mitologuías, que da título al libro en su conjunto. Esta palabra es el resultado de un juego de palabras inventado por mí (a partir del título de Matta, My-tology, el cual parece hacer alusión a “su” teología: que vendría a ser, en el contexto de esa obra, la de los dioses de la mitología). Con la palabra mitologuías, pues, quise sugerir la idea de una guía para adentrarse en lo mítico, lo mitológico y hasta lo mitomaníaco, o en cualquiera de sus posibles combinatorias, por conducto de los hablantes o referentes poéticos que iban surgiendo en esos poemas, desde griegos y bíblicos hasta contemporáneos. En contraste con la serie inspirada en Heráclito, de tono enigmático y vagamente oracular, las mitologuías constituyen una especie de manual de ciencia y supervivencia postmodernas.
            Los poemas de este libro llevan los títulos originales de las obras de Matta que sirvieron de trampolín asociativo, pero, una vez más, traducidos al español, puesto que esos títulos consistían casi siempre en frases en otros idiomas o juegos de palabras, frecuentemente empleados por este artista. Estos elementos intertextuales están indicados como tales en los poemas y en las notas del libro, donde se reproducen los títulos y fechas de las obras originales de Matta a las que se hace alusión.
            El recital contó con el patrocinio de la Embajada de Chile en Austria.

NOTA:   Partes de la presente introducción provienen del ensayo "Rapto sibilino: hacia una mitopoética de la imagen", de María Elena Blanco, publicado en Haz de incitaciones: poetas y artistas cubanos hablan, ed. de Jesús Barquet y Maricel Mayor Marsán (Miami: Eds. Baquiana, 2003).

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